En ese momento y, de acuerdo con el proyecto de Bauzá y Larramendi, iniciado en 1813, España tenía 52 provincias. En la de Chinchilla estaban incluidas Villena y Yecla, y sin embargo no estaba Villarrobledo. Faltaban aún muchísimos ajustes. Jacinto González, que ha estudiado el periodo, siguiendo las huellas de Ángel Ñacle, no ha encontrado aún constancia de dónde estuvieron situadas las instituciones dentro del casco chinchillano. Es muy probable que en el actual Ayuntamiento. Pero hay indicios de que los funcionarios llevaban el distintivo en el uniforme. En concreto, hay un botón, que se encontró en los aledaños del castillo, y que se conserva en el Museo Arqueológico. Duró solo 578 días la capitalidad, pero fue muy activa. Se despacharon más de 2.400 expedientes, se promovió la construcción de un puente en Liétor y se trabajó en estructurar la instrucción primaria en la provincia. Chinchilla tenía entonces 4.000 habitantes. Albacete la triplicaba en población y en otras muchas cosas, y los días en que se dirimió la capitalidad registraron una lucha feroz entre los dos municipios por llevarse el gato al agua. Quizá fuera esta la causa de tantos cambios en la cabeza de la institución, demasiados para un periodo relativamente breve. Lo que sí sabemos es que la influencia de Antonio Cano Manuel y Rodríguez de Arellano fue decisiva a favor de Chinchilla. Él mismo fue diputado por la provincia de Chinchilla, junto con Andrés Villena. En abril de 1923 los Cien Mil hijos de San Luis entraron en España llamados por Fernando VII para reestablecer el Absolutismo. El 28 de agosto acabó la capitalidad de Chinchilla que "No ha perdonado ni perdona medio ni sacrificio para llenar los deseos de sus comitentes y procurarles los apetecidos reposo y prosperidad”, según sus responsables. En la nueva división de Javier de Burgos, en 1833, la capital fue ya Albacete. Hasta hoy.
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