El terremoto de 1755

Nada que ver el terremoto del 23 de febrero de 2015 con el de 1755. Aquel, conocido como el de Lisboa, destruyó la capital portuguesa y hubiera alcanzado el 9 en la escala de Richter. Sacudió toda la Península. En Chinchilla sorprendió a “la mayor y mejor parte del pueblo en la Iglesia Parroquial para oír la misa conventual”.
Lo contaba Melchor Antonio de Olano, el Corregidor, en el informe que envió al Consejo de Castilla. La casualidad quiso que fuera sábado, día de Todos los Santos, y que el cura estuviera apurando el Sanctus e iniciara la Consagración. “Eran como las diez de la mañana”. Los sacerdotes y diáconos del Coro fueron los primeros en observar que las velas y los ramilletes del altar se agitaban. Al principio lo atribuyeron a una corriente de aire y luego cada cual a su propio mareo. Cuando los arcos y los retablos se sumaron al baile y los bancos donde se arrodillaban adquirieron vida propia, ya no hubo dudas. Los feligreses tardaron más en percatarse porque estaban apiñados y el ruido del órgano y las campanas, que tocarían solas, enmascaró la oscilación del suelo. “Todo el mundo batallaba consigo para mantenerse y no alborotar la iglesia”, en palabras de Olano. Hasta que “se abrió un gran tabicón donde se funde la media naranja” y empezaron a granizar pedazos de yeso de distintos tamaños. La desbandada fue clamorosa. El agua se mecía a borbotones en las pilas. En la capilla mayor, el celebrante, que había elevado la hostia y consagrado el caliz, no pudo levantarse de la última genuflexión, arrimó la cabeza al altar se aferró al mismo y así, inmóvil, arrostró todo el trance. No lo pasaron mejor las mujeres en el cementerio posterior, sobre las tumbas de sus deudos. Atribuyeron los bruscos espasmos de la tierra y el terror de la multitud a un esfuerzo de los muertos por reclamar más sufragios y oraciones. Los que estaban en las lonjas se arrojaron al centro de la Plaza. Los que estaban en Santo Domingo desampararon también la Iglesia. Se oía “un ruido muy grande, como de muchas galeras”. Duró alrededor de media hora. Después todos regresaron a misa. Y al día siguiente celebraron otra en acción de gracias. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario