El Penal de Chinchilla fue inaugurado en 1889 y definitivamente
clausurado en 1946. Entre estos dos años, cuántos presos padecieron entre sus
muros. Para Chinchilla, cuyo ayuntamiento había pagado la mitad de las obras de
construcción, era un motor de trabajo. Y también un venero de anécdotas.
Algunas están relacionadas con las fugas o los intentos de fuga.
Hacía poco que se había inaugurado y tres reclusos se aventuraron por la tubería de las aguas sucias que desemboca bajo la Montera. Había caído un nevazo impresionante. Los primeros inquilinos del Penal eran presos peligrosos. En cuanto se detectó la fuga, las autoridades aconsejaron a los vecinos que se quedasen en sus casas para ahorrarse disgustos. Tal vez no escaparon a la vez, sino que uno más avispado echó delante y los otros lo vieron y probaron fortuna. De hecho, al tercero lo estaban esperando los centinelas a la salida del túnel y lo mataron de un tiro. Otro logró llegar hasta Albacete, pero también fue capturado. Sin embargo, al que falta aún lo están buscando. Se dice que llegó hasta el Pozo Balazote y que se refugió en una casa del pueblo. Se dice, aunque no ha quedado constancia de en qué casa ni en qué circunstancias logró sortear a sus perseguidores. Eso sí, hasta hace poco, cuando caía un nevazo, los chinchillanos lo comparaban con el registrado el día de la fuga. Sin embargo se sabe un poco más de cómo escapó otro preso de etnia gitana. Parece que, conchabado con su mujer, preparó una cuerda con las sábanas y se descolgó desde la ventana de su celda. Es probable que antes hubiera tenido que limar las rejas, que eran recias. El centinela de turno tuvo mala suerte. La mujer del fugitivo no encontró mejor manera de evitar que diera la alarma que segarle el gaznate. A la garita se la conoce aún como la garita de la gitana. Los centinelas eran soldados y pedían la contraseña: “Alto, ¿Quién vive?” El pasante debía contestar: “España”. Si no contestaban, la orden era disparar. De esta manera, un centinela se cargó al burro de Negocios y Perlitas, que se había escapado de noche. Al ser interpelado, el pobre animal no supo dar la respuesta adecuada.
Historías extraídas del libro de FINA ORTEGA Cultura popular de Chinchilla, recopilación etnográfica -volumen IV- . Edición Antigua Tradición, Chinchilla 2009.
Hacía poco que se había inaugurado y tres reclusos se aventuraron por la tubería de las aguas sucias que desemboca bajo la Montera. Había caído un nevazo impresionante. Los primeros inquilinos del Penal eran presos peligrosos. En cuanto se detectó la fuga, las autoridades aconsejaron a los vecinos que se quedasen en sus casas para ahorrarse disgustos. Tal vez no escaparon a la vez, sino que uno más avispado echó delante y los otros lo vieron y probaron fortuna. De hecho, al tercero lo estaban esperando los centinelas a la salida del túnel y lo mataron de un tiro. Otro logró llegar hasta Albacete, pero también fue capturado. Sin embargo, al que falta aún lo están buscando. Se dice que llegó hasta el Pozo Balazote y que se refugió en una casa del pueblo. Se dice, aunque no ha quedado constancia de en qué casa ni en qué circunstancias logró sortear a sus perseguidores. Eso sí, hasta hace poco, cuando caía un nevazo, los chinchillanos lo comparaban con el registrado el día de la fuga. Sin embargo se sabe un poco más de cómo escapó otro preso de etnia gitana. Parece que, conchabado con su mujer, preparó una cuerda con las sábanas y se descolgó desde la ventana de su celda. Es probable que antes hubiera tenido que limar las rejas, que eran recias. El centinela de turno tuvo mala suerte. La mujer del fugitivo no encontró mejor manera de evitar que diera la alarma que segarle el gaznate. A la garita se la conoce aún como la garita de la gitana. Los centinelas eran soldados y pedían la contraseña: “Alto, ¿Quién vive?” El pasante debía contestar: “España”. Si no contestaban, la orden era disparar. De esta manera, un centinela se cargó al burro de Negocios y Perlitas, que se había escapado de noche. Al ser interpelado, el pobre animal no supo dar la respuesta adecuada.
Historías extraídas del libro de FINA ORTEGA Cultura popular de Chinchilla, recopilación etnográfica -volumen IV- . Edición Antigua Tradición, Chinchilla 2009.
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