Si hay un edificio en Chinchilla por donde ha desfilado la
historia de la ciudad, es la Ermita de San Julián. Los reconquistadores oyeron
misa en la antigua mezquita árabe, pero enseguida la construyeron: un templo
mudéjar, con planta de cruz latina y cubiertas de madera, al que llamaron el
Salvador o San Salvador, como solía hacerse.
Así lo conjetura Aurelio Pretel, nuestro mejor especialista. Enseguida le salió una competidora, Santa María, porque Chinchilla se expandió hacia la plaza e hizo falta una iglesia nueva. En 1419, tanto había crecido la nueva y menguado la antigua, que el obispo de Cartagena tuvo que salir en su defensa.
Así lo conjetura Aurelio Pretel, nuestro mejor especialista. Enseguida le salió una competidora, Santa María, porque Chinchilla se expandió hacia la plaza e hizo falta una iglesia nueva. En 1419, tanto había crecido la nueva y menguado la antigua, que el obispo de Cartagena tuvo que salir en su defensa.
Estar tan cerca del castillo era malsano. En 1476, los
partidarios del Marqués de Villena se refugiaron en la fortaleza para hacer
frente a los de la reina Isabel. El intercambio de proyectiles duró años y
asoló los alrededores, incluido El Salvador. La capilla mayor quedó arrasada, y
la nave principal y los artesonados y hasta parte del crucero. Además perdió
definitivamente la condición de parroquia, en beneficio de la principal, que
asumió los nombres de las dos: Santa María y El Salvador.
No obstante, fue reconstruida para convertirse en ermita.
La reparación se hizo en yeso. Con él se cubrió el artesonado del crucero y se
fabricó el coro alto que aún vemos. A lo mejor por tanta herida, se puso bajo
la advocación del mártir San Julián de Brioude. Desde 1703 hasta bien entrado
el siglo XX funcionó como Hospital y a veces como escuela. La antigua nave
principal se dividió en dos pisos para separar a los enfermos de los
alberguistas. En 1812, las tropas españolas, sitiadas por los franceses, bombardearon
otra vez el edificio para defenderse.
La ermita que hoy vemos es el crucero de la iglesia primitiva.
Hacía las veces de capilla del Hospital. Libres de los yesos, pueden apreciarse
el artesonado del siglo XVI y el curioso ventanal gótico de piedra que corona
la nave. Las planchas de alabastro traslúcido, puestas a modo de cristal, son
recientes y restan protagonismo a los arcos, los pilares y los capiteles del
siglo XV. También pasa más desapercibida de lo que merece la puerta principal,
que debe ser la original del siglo XIII, con su arco de ladrillo mudéjar.
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