Las fiestas de hace un siglo

Antes se decía que los tiempos cambian que es una barbaridad. Ahora no da tiempo ni de insinuarlo. Hasta lo que eterno se bambolea. Hojeamos Centauro, una revista albaceteña que dedicó un monográfico a Chinchilla el 27 de septiembre de 1924. Por 30 céntimos averiguamos que las fiestas no se celebraban en agosto como ahora, sino entre el 28 de septiembre y el 1 de octubre. Se mataba dos pájaros de un tiro agasajando a la Virgen de las Nieves y a San Miguel al mismo tiempo.
Las diversiones han cambiado. Bueno, no todas: el día principal había una gran verbena en la entonces llamada Plaza de la Constitución “artísticamente engalanada y profusamente iluminada”. Un jurado “competente” otorgaba “artísticos y valiosos premios a la belleza y mantones”.  El resto de los días, había que contentarse con baile público y elevación de globos a las cinco de la tarde. Actuaba una Gran Compañía de Zarzuela, anunciada así en mayúsculas, sin que podamos elucidar si este era el nombre o el género en que se especializaba. Los fuegos artificiales los ponía Pedro Granero, “afamado pirotécnico de Chella”. Por supuesto, había también dianas, es decir despertares con música de la Banda Municipal a las ocho en punto. El día grande se sacaba en procesión a la Virgen, escoltada por la Soldadesca, que ahora sale en el corazón de mayo. Luego de la misa se le cantaba una salve a la patrona y se quemaba una “colosal” traca, que recorría las calles principales y terminaba ante la torre. Uno de los actos destacados del día consistía en la entrega de “cartillas de la caja postal a los niños y niñas que más se habían distinguido en sus estudios”. También se les entregaban “bonos a los necesitados de la localidad”. En las páginas centrales de Centauro se vislumbra al alcalde don Luis Cano-Manuel, a su segundo el señor Saiz y a Joaquín Moreno, vecino relevante, convenientemente sentados en solemne pose de manos sobre los muslos. Cerca aparece M. Alcantud y de la Torre, “joven e inspirado poeta” que iba a editar un libro. Curiosos tiempos aquellos en los que se premiaba la educación y la poesía iba asociada a las fiestas populares. Hace 91 años.

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