Retrato de Antonio Cano Manuel que se encuentra en el Museo Arqueológico de Albacete |
Antonio Cano Manuel y Rodríguez de Arellana vivió en tiempos
revueltos y supo pescar en la corriente. Pescó para Chinchilla, a la que
convirtió en capital de provincia en 1821.
Nacido en la misma Chinchilla en
1768, marchó a la capital de España a ejercer la abogacía. Allí ganó tanto
prestigio que, en 1804, entró a formar parte del Consejo de Alcaldes de Casa y
Corte, que desde el siglo XIII impartían justicia en la capital del reino y la
gobernaban, siempre bajo la sombra del Rey. Cuatro años más tarde, las tropas
de Napoleón ocuparon Madrid y Antonio Cano Manuel tomó partido como liberal contra
los invasores. Participó en las Cortes de Cádiz, donde asumió el Ministerio de
Gracia y Justicia, al mismo tiempo que presidía en funciones el Tribunal
Supremo. Incluso llegó a ser nombrado Secretario de Estado en 1813, de forma
provisional. Pero el regreso de Fernando VII significó un freno para las
propuestas liberales y también para los que las defendían. Antonio Cano Manuel
fue condenado a cuatro años de destierro fuera de la Corte. Los pasó entre
Pastrana y la propia Chinchilla, a la espera de tiempos mejores, que llegaron
en 1820, cuando el Rey tuvo que ceder ante los liberales. Entonces Cano Manuel
recuperó la presidencia del Tribunal Supremo y volvió a mover los hilos como
sabía. Esta fue la época, El trienio liberal, en que se estableció una primera
división del territorio nacional en provincias y en la que nuestro paisano
consiguió que la nuestra tuviera como capital Chinchilla. Duró poco, apenas 578
días, porque Fernando VII trajo a los Cien Mil Hijos de San Luis para acabar
con El trienio liberal y retomar el mando absoluto. Otra vez Cano Manuel perdió
su influencia, pero aún fue nombrado director del Canal de María Cristina para
riegos y demarcación de las lagunas en La Mancha, un puesto más técnico que
político. Se sabe que era masón, con el elocuente apelativo de Cicerón. Aún
volvió a ser prócer del reino en 1834 y se pensaba en él como Ministro de la
Gobernación cuando falleció en Chinchilla en 1836. El historiador Jacinto González
nos ilustró su figura en su conferencia sobre la provincia de Chinchilla.
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