Nos contaron que era infante, pero resulta que el infante era su
padre Don Manuel. Don Juan Manuel fue más: fue príncipe consorte del reino de
Murcia. Heredó de su tío, Alfonso X, al que llamaba El Estrellero, la afición
por la literatura. Escribió El libro de
los ejemplos, pero también un montón de tratados. En uno de ellos resumió
todo lo que se sabía entonces de caza.
Eran tiempos anteriores a la pólvora.
Hablar de caza era hablar de cetrería, es decir de volatería con halcones. Don
Juan Manuel venía a Chinchilla a menudo a ejercitar su afición. Tenía un
palacio de ocio en la ciudad y nunca emprendía una cacería con menos de 18
halcones. Chinchilla le parecía la mejor zona de caza de todas las conocidas,
después de la Ribera de Murcia. Lo que ahora llamamos Sierra del Consorcio era
en el siglo XIII un bosque de transición mediterránea donde las especies actuales
convivían con abundante caza mayor. Sobre todo venados y encebras, animales
parecidos a los burros onagros que se extinguieron en el siglo XIX. Por eso el
escudo de Chinchilla luce entre sus armas, junto al castillo y la muralla, y
bajo las águilas que vigilan la llanura, dos ciervos caminantes que simbolizan su
riqueza cinegética. Pero estas especies eran buenas para la montería que, según
don Juan Manuel, era un entrenamiento para guerra. Él prefería la cetrería, que
consideraba una escuela de vida, una alianza entre el aire y el halcón. Ya
desde entonces se utilizaba en la crianza el adistramiento positivo porque ni
los halcones ni los azores entienden de castigos. Los primeros son veleros y
utilizan las corrientes de aire para elevarse y caer en picado sobre su presa.
Los segundos son remeros y están hechos para perseguirlas en zigzag entre los
árboles. Eran más que animales de caza. Todos los tratados se cerraban regalando
aves de presa. Y al sellar un tratado, se soltaba un halcón para que elevara al
Altísimo el acuerdo. Hasta las glosas que Beltrán de la Cueva hizo del Libro del halconero no hubo compendio más
completo. Beltrán, amigo de Pedro Pacheco y supuesto padre de la Beltraneja.
Pero esa es otra historia, que también padeció Chinchilla.--La mayor parte de los datos del artículo están extraídos de una conversación con Adolfo Ruiz, cetrero, historiador y reputado artesano de capirotes para halcones. Autor de numerosos libros sobre esta tradición declarada en 2010 patrimonio inmaterial de la Humanidad y en 2014 Bien de Interés Cultural en Castilla-La Mancha
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