La Banda de Música




El patrimonio tiene muchas facetas. Está el tangible, de piedra y ladrillo, que parece eterno y sin embargo resulta el más sensible a los rigores del clima y del olvido. Además está el intangible, el de las historias, juegos, cantos y chanzas, que se perpetúan porque cada generación pasa el testigo a la siguiente, pero se esfuman en cuanto una generación de abuelos deja de transmitirla a sus nietos, sobre todo si nadie tuvo la precaución de fijarlas por escrito. Luego están los colectivos que se crean con un objetivo. En este caso, tocar música, amenizar con ella las fiestas, elevar los actos solemnes y darles un toque de emoción que no alcanzan las simples palabras. Es la función de una banda de música, que necesita del respaldo del Ayuntamiento para organizarse, sostenerse y perdurar.
La de Chinchilla tiene carácter de Asociación. Se llama Agrupación Musical Virgen de las Nieves. Tuvo su bautizo en la procesión de la Soldadesca, el 18 de mayo de 1986. En realidad llevaba dos años ensayando bajo la dirección de Antonio Cortijo Castillo (La Roda, 1947) que ha sido su director hasta jubilarse en 2012. Chinchilla venía de un largo desierto de veinticuatro años sin Banda. Sin embargo su historia musical es profunda y hunde sus raíces en el Medievo, de donde proceden las bozainas y el canto de la Pasión. La referencia a una Banda Municipal es más reciente, pero no tanto. En 1842, el comandante del Batallón de la Milicia Nacional y el entonces alcalde, Ildefonso Núñez Flores, acordaron crearla y entregarle la batuta a Benito Gómez, el primer director. También acordaron ponerle un sueldo de tres reales diarios.
Desde entonces hasta hoy, han pasado catorce directores y muchas crisis. Alguna tan profunda como la que en 1964 provocó una desaparición de casi un cuarto de siglo. Pero tirar del hilo de las actuaciones de la Banda es reconstruir la historia de Chinchilla. Cada vez que había un acto solemne, allí estaba la Banda para dar fe. Desde la mayoría de la edad de la reina Isabel II (1843) hasta su boda (1846), pasando por la inauguración del tramo de la carrera Madrid-Valencia (1851), la coronación de Alfonso XII (1875) o la inauguración de la fuente de la plaza (17 de mayo de 1896). Recorremos con la Banda esa misma plaza, que durante muchísimos años se llamó de la Constitución; la acompañamos a La Estación, donde recibía a las personalidades a pie de tren. La escuchamos preparar los bailes festivos en La Tercia, en 1940 y, ya con su actual denominación, en La Escuela Municipal de Música, desde mayo de 1985. Este último es un edificio, como poco, del siglo XVII. Pudo haber sustituido al Hospital de San Julián y luego al Pósito. Pero acabó siendo simple almacén antes de convertirse en humilde y fecunda escuela de músicos.
Nunca menos de 65 forman la plantilla de los últimos años, que se renueva desde la floreciente Escuela de Música Municipal, con más de cien alumnos en el presente curso. La dirige el actual director de la Banda, Ismael García Muñoz (Guadalajara, 1982), que ha tomado el relevo de Cortijo y de personajes como el mítico Rafael Soria Cánovas (Valencia, 1895- Chinchilla, 1971). Paradójicamente, Moisés Davia, hijo predilecto y autor del himno de Chinchilla, nunca fue director oficial de la Banda, aunque tomó la batuta en su propio homenaje, en las fiestas de 1986. Un cedé titulado Nuestra Música y un viaje triunfal a la Selva Negra alemana en 2007 son los últimos hitos de la Banda. Pertenecer a ella es un honor que añade galones a ser chinchillano.

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